Desde hace unas semanas el Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) es la comidilla de los medios de comunicación en el Perú. Este grupo se ha convertido en la nueva “estrella” de la prensa peruana. El Movadef es la version electorera de Sendero Luminoso, grupo armado que dirigió una guerra popular en los años 80 y 90. Sendero se desarticuló a partir de octubre de 1993 cuando Abimael Guzmán Reynoso (presidente Gonzalo) capitulo y llamó a deponer las armas.
El MODAVEF ha intentado inscribirse como partido político ante el Jurado Nacional de Elecciones. Para ello ha reunido mas de 300 mil firmas, pero su pedido ha sido rechazado por esta entidad estatal. La prensa hace escarnio del MOVADEF por su reivindicación de la figura de Abimael Guzmán. Desde todos lados, incluso entre jueces y funcionarios del estado, se alzan las voces contra las intenciones de los hinchas del otrora Presidente Gonzalo de entrar a la palestra política oficial. Esto desenmascara una vez más el carácter autoritario de la democracia peruana. En un sistema que se repute democrático liberal no se le pueden negar espacios de participación política a partidos o individuos que proclamen actuar según las reglas del juego de la democracia representativa. El como el ataque frontal que se le hace al MOVADEF revela el carácter gorila del estado peruano, de la clase política peruana, de derecha e izquierda y de la mayor parte la prensa peruana merece ser tratado aparte. Lo que hoy nos ocupa es la aberración política y ética que representa el MOVADEF.
El MOVADEF tiene como eje de su programa político una amnistía general para todos los acusados por violaciones de derechos humanos en el marco de la guerra interna que se dió en el Perú entre el estado peruano y los grupos alzados en armas de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Esta amnistía significaría que cientos de asesinos y genocidas de las Fuerzas Armadas, la Policía y las fuerzas paramilitares, llamadas con eufemismo rondas de defensa civil, quedasen libres de polvo y paja. Este programa coincide con los postulados de Guzmán sobre la supuesta “necesidad de búsqueda de una salida política a los problemas derivados de la guerra interna”. Esta posición difiere diametralmente de la sostenida por Sendero Luminoso hasta el año 1993 cuando Guzmán llama a la firma de una acuerdo de paz con el régimen del genocida Fujimori.
En los años 80 y 90, Sendero Luminoso afirmaba hasta la saciedad que rechazaba cualquier acuerdo de paz o siquiera negociación, que Sendero se sentaría a una mesa con representantes del estado sólo para negociar su rendición. El Acuerdo de Paz que le propuso Guzmán al sátrapa de Fujimori fue la verdadera partida de defunción de su organización. No fue la Dincote ni las rondas las que derrotaron a Sendero en última instancia. Fueron el propio Guzmán y su Comité Central quienes excluyeron la crítica al interior de su organización y quienes propiciaron el culto a la personalidad hacia Guzmán. Es este culto a la personalidad que tan bien cultivó Guzmán la que determinó la división de Sendero Luminoso como consecuencia del Acuerdo de Paz. Buena parte de su militancia y simpatizantes quedaron demoralizados, perdidos ante tal incoherencia y falta de consecuencia de Guzmán.
La posición de la ammnistía general no sólo atenta contra los derechos humanos sino que es una afrenta contra miles de peruanos que creyeron en el proyecto de Sendero Luminoso y entregaron su vida y su libertad en aras del mismo. La militancia del MOVADEF debería poner sus energías en luchar contra las draconianas leyes anti-terroristas que aún mantienen en las cárceles peruanas a cientos de peruanos purgando altas penas por actos que están en proporción con los hechos que se les imputan. La legislación peruana sanciona la sola militancia en una organización terrorista con 15 años de prisión. Es decir, hay gente purgando mas de 10 años de prisión solamente por habersele encontrado con material que el estado peruano consideraba subversivo. El MOVADEF debería encaminar su energía a cuestionar la historia que se hace de la guerra .
El MOVADEF no sólo pide amnistía para militares y policías presos sino para aquellos que ni siquieran tienen un proceso abierto. Hay que recalcar que la gran mayoría de las violaciones de derechos humanos perpretados por las fuerzas militares, policiales y paramilitares no han sido ni investigadas ni juzgadas. Según la Comisión de la Verdad, cuyo informe beneficia tendenciosamente al estado peruano, más del 40% de las muertes habrían sido causadas por el accionar de las fuerzas del estado y paramilitares. Eso significaría que aproximadamente 28,000 muertes irían a la cuenta del estado y paramilitares. La pregunta es, ¿cuántos militares, policías y ronderos han sido juzgados y encarcelados por estas muertes? ¿Qué penas han recibido los que han fueron juzgados? Sólo unas decenas y esto es. Sin embargo, más de 15,000 personas han pasado por las cárceles peruanas acusadas de terrorismo. Aquí se ve como actúa el estado de manera diferente de acuerdo a sus intereses. Y el MOVADEF quiere que a estos asesinos, responsables de asesinatos, torturas, masacres, desparciones se les amnistíe. Si la militancia del MOVADEF tuviese un mínimo de ética por los principios que pretende enarbolar y por la sangre de los muertos que creyeron en el proyecto de Sendero Luminoso no puede pedir amnistía para estos criminales del pueblo.
Miembros del MOVADEF han afirmado que Abimael Guzmán hara una autocrítica cuando se le de la oportunidad. Cabe preguntar, es que Abimael Guzmán hizo alguna vez una autocrítica al interior de su Comité Central. Y es que es justamente la falta de una verdadera discusión al interior de Sendero lo que determinó que se impusiera una línea que determinó el fracaso de Sendero. Guzmán y su Comité Central no sólo tiene que hacer una autocrítica por las muertes injustificadas causadas por Sendero, sino una autocrítica ante sus combatientes y militantes que entregaron sus vidas y su libertad por una línea politica errónea. Miles de campesinos, obreros, estudiantes, mujeres creyeron en el proyecto de Sendero y lo apoyaron. Ellos creyeron en una sociedad justa, sin explotadores ni explotados como propagaba Sendero en sus textos. Y un buen día Guzmán decide servir al proyecto de Fujimori y dar por terminada su lucha.
Dirigentes del MOVADEF sostienen “hasta cuando vamos a estar con odios y rencores”. Miles de peruanos fueron desaparecidos por las fuerzas armadas y policiales peruanas, fueron asesinados, encarcelados, torturados. Quieren decirle ustedes a la campesina o estudiante que fue violada por la vil soldatesca que no tenga odio, a la madre que perdió a sus hijos de la más cruel manera que no sienta rencor. Espera el MODAVEF que el preso político olvide la masacre de Cantogrande, el frío que le carcomía los huesos en Yanamayo o simplemente sus sueños de vivir en libertad. Si el MOVADEF puede olvidar odios y rencores hay gente que no lo hará jamás. Y es legímito tener odio y rencor contra genocidas y asesinos que se pasean campantes por las calles y son ministros, parlamentarios y hasta presidentes de la República.
Desde el MOVADEF se ha escuchado “esa guerra nunca debió ocurrir”. Con esa afirmación se le quita al pueblo dos cosas: la Historia y la perspectiva. Le quita la Historia porque le pretende hacer creer que esa lucha y tanto sacrificio fue en vano. Y le quita perspectiva porque refuerza la idea que no hay alternativa al capitalismo y a la democracia autoritaria burguesa. Quizás lo más valioso de la experiencia de la lucha de Sendero haya sido demostrarle al pueblo que se puede levantar, qué es posible poner en jaque al estado y a las clases dominantes. Y esa experiencia le queda al pueblo a pesar de la traición de Abimael Guzmán y su Comité Central.
Y es que Guzmán no sólo traicionó sino que ha acusado de una estupidez poco comparable. Otros políticos como Milosovic und Saddam Hussein murieron en su ley y despreciaron públicamente a los jueces que los juzgaban. El sátrapa Saddam Hussein desconoció a su tribunal y les dijo “ustedes son marionetas de las tropas de ocupación, yo no los reconozco”. Hasta un genocida como Hussein mostró más coraje que el otrora “Presidente Gonzalo” que se calla la boca cuando algún juez lo cuadra. Guzmán vendió su revolución por un plato de lentejas y lentejas podridas. Si hubiera sido más inteligente hubiera capitulado pero poniendo condiciones tales como libertad para las presos políticos, juicios a militares y policías genocidas y una serie de medidas que aseguraran la vida política de Sendero Luminoso. Guzmán se portó como el revisionismo armado que tantas veces denostró.
El MOVADEF dice que “hoy no corresponde lucha armada sino lucha politica”. Abimael Guzmán rechazó hasta la saciedad “el cretinismo parlamentario” afirmando que no puede haber un cambio real dentro de la dictadura democrática. Cabe preguntarse que ha cambiado en el sistema político de hoy y el de los años 80. Estamos hoy ante un parlamento y una clase políticas aun más podridas y hediondas que las que teníamos por aquella época. El enfermizo endiosamento que hace el MOVADEF de Guzmán lo ha embarcado en un absurdo sendero parlamentarista cuyo principal estandarte es la amnistía general. El Perú tiene problemas más agudos que presentar un alicaído programa por la amnistía general. En su momento escribió “a la insurrección no se juega... Si se lanza la insurección y se fracasa luego va a ser más difícil incluso para empezar una nueva lucha armada”. En eso no se equivocó Guzmán porque el jugó no sólo a la insurrección ni a la lucha armada sino jugó con la vida y sueños de sus militantes, de sus combatientes y de gran parte del pueblo peruano.