Lo hago a mi manera, luego de leer el artículo del día,en homenaje a su amada esposa.
Ayer leí notas de solidaridad con Cesar Lévano, personales e institucionales, todas justas, sinceras y con dolor.
Murió su amada esposa, su compañera de lucha, su convicción, su esperanza y su seguridad.
Murió una mujer. Es decir murió una hija, una madre, una esposa, una compañera, una camarada.
La mujer como buena esposa conduce un mundo, un hogar, una familia, mantiene vivo la llama del amor.
La esposa y la mujer al morir corta la vida, pero te habla desde el silencio, desde la esperanza, desde el recuerdo.
La muerte, ¡ay la muerte!, la muerte desola el hogar, sumerge a llanto a quién ama, instaura el vacío.
Sentir la muerte del ser que amas, es mirar el camino que quisiéramos evitar. Imposible pero sigue amando.
A muerto una mujer, don César Lévano, con amor a quién no puede dejar de amar coge su pluma y dedica su tiempo. Qué hermoso es amar.
Ayer reflexionaba y dije, don César, cuando escribirá sobre ella en La Primera. Ho sorpresa, lo hizo hoy. El amor siempre te da tiempo.
Levantaos todos, a muerto una mujer y esposa, se le cayó una espada a vuestro luchador. Queda un hombre con corazón y amor.
Don César Lévano, el amor te da la paz. La paz te da corazón para seguir combatiendo la injusticia.
Ciérrense las cárceles para los luchadores. El matrimonio siempre debe ser juvenil, jovial y duradero.
Nada impida la lucha por la belleza, una esposa digna es parte de la belleza.
Don César, estamos aquí luchando contra el dolor para construir un mundo mejor para nuestra patria.
Seguiremos esperando sus artículos acertados, como el dedicado a su esposa, por que compromete luchar.
Abran las puertas del "cielo", ha llegado la esposa de un luchador socialista.
HELI OCAÑA ALEJO