No va por sentir escalofríos y temor y dejar en la incertidumbre y la oscuridad el periodo de los años 80 de guerra interna y permitir así, la salida militarista y negacionista de la derecha o la “verdad senderista” y su reivindicación histórica. Se trata de asumir ese proceso como parte del proceso histórico peruano y del hecho político, de cómo se asumió ese proceso, si con la debida visión estratégica y una mirada real de sus dimensiones y secuelas y con la debida actuación práctica. No es negar y cerrar pasos sino asumir los hechos como parte de una lucha política en la historia, en la que, avanzado el proceso en los 90’s, terminó por triunfar la estrategia de la derecha –encabezada por el gobierno de Fujimori- que sometió al senderismo militar y políticamente –a su manera con el acuerdo-, y avanzó en la represión y satanización del movimiento social y la izquierda peruana, que entró en un duro proceso de reflujo.
Hoy mismo, la derecha y en concreto, el fujimorismo pretende nuevamente liderar la “lucha anti subversiva” y sobre ella, la lucha política. Sale a la palestra y anima al pueblo en torno respecto a algo que el pueblo considera legítimo, y que percibe como la única alternativa que existe frente al retorno al terror, y que le granjeará seguramente réditos y simpatías ya que ella es la primera de las “bondades” y “logros” del gobierno de Fujimori. Y todo ello en un contexto de un gobierno supuestamente nacionalista, ligada a la izquierda que pierde simpatías, y que tiene en sus filas o en sus entornos, izquierdistas que no son capaces de responder ante el escenario político cambiante. *En la década del 80 la izquierda peruana que había ganado amplios espacios públicos y sociales, tenía un alto grado de valor simbólico y adhesiones pero se ahogó en la incertidumbre, en la inacción, en la pasividad lo que generó malestares, reniegos, apostasías.
La reconciliación que plantea el senderismo no es una propuesta que se base en las necesidades del país, en la realidad objetiva, tiene más bien un componente fuertemente, -en su misma reivindicación-, subjetivo y apela a la emoción. La derecha, los grandes medios van por esa misma vía, agarrándose de las emociones y subjetividades para negar el senderismo, correr detrás de quienes defienden la democracia y proseguir en su carrera antisubversiva contra los radicales y quienes siembren terror. Es decir, intimidación, represión, militarización, y situaciones como esas favorecen a salidas sociales basadas precisamente en la emotividad, ya sea de ultraísmo o miedo y escepticismo. Por ello, asumen el planteamiento de que los senderistas jóvenes o simpatizantes, como no vivieron esa época de lucha interna, caos, incertidumbre y desangramiento no tienen derecho a hablar, a ser parte de. Es un argumento antisenderista que apela a la emoción, no va a la lucha de ideas, a la lucha política y termina en la salida derechista militarista negacionista.
El conocimiento de la realidad histórica y política permite entablar la lucha política y no rehuir de ella. La incertidumbre, las sombras no pueden ser parte de la historia. En los 80’s se planteaba desde la izquierda peruana, correctamente, que el país se militarizaba con García, que el senderismo empleaba la violencia irracional y métodos terroristas. En los debates políticos, doctrinarios Sendero no salía bien parado; las respuestas del pueblo a su accionar fueron muchas de rechazo, repudio y lucha al senderismo, pero fueron luchas aisladas.
La praxis y la acción social es la determinante y es la que hace caminar la historia y fue la violencia terrorista del senderismo y el estado sus expresiones, sus determinantes, y sobre esa base se escribieron los destinos del país. El estado se impuso y echó mano del pragmatismo senderista, para terminar en el acuerdo de paz.
La praxis y la acción social es la determinante y es la que hace caminar la historia y fue la violencia terrorista del senderismo y el estado sus expresiones, sus determinantes, y sobre esa base se escribieron los destinos del país. El estado se impuso y echó mano del pragmatismo senderista, para terminar en el acuerdo de paz.
La izquierda tiene que aprender de sus errores. Quedarse en la incertidumbre, en el miedo, en la negación no haría sino retroceder en lo que se ha venido recuperando con el avance del movimiento social y la comprensión de las tareas políticas. Pero no sólo lucha de proyectos políticos, sino fortalecimiento ideológico de la izquierda, que ha perdido estos últimos años vivacidad, ímpetu, fortaleza y fuerza. No queda sino avanzar en la unidad en torno de las necesidades de la población, de la lucha política y del país y no dejarse arrastrar en los juegos de la derecha que utiliza y se alía al senderismo para aplastar a la izquierda y los movimientos sociales.
En una coyuntura en la que el gobierno de Humala se ha afirmado en el continuismo y en el poder político el componente militar se torna influyente y decisivo, el protagonismo del senderismo en la arena política juega a favor de la derecha fascistoide en su estrategia de intimidar, satanizar, generar miedos, criminalización, someter legalmente a grupos que vulneren el orden democrático. No es casual ya que, coloca en agenda temas que desvían la atención y no son prioridad verdadera, tales como las luchas sociales por el agua y el medio ambiente o los cuestionamientos al gobierno; poniendo en primer plano al terror y su resurgir, que no es sino en el fondo reafirmar su estrategia de colocar en la agenda política la contradicción democracia-terrorismo y hacer uso de la mano dura, que tanto agrada y beneficia a la derecha.
Esteban
21/01/12