Escuché con detenimiento la conferencia de prensa que dio el Presidente Humala, después de haber participado en la reunión de APEC efectuada en Hawái y llegué a la conclusión que el Comandante, luego de sus conversaciones con Barack Obama y otros lideres participantes en el mencionado evento, llegó transformado y con claras evidencias de haberse comprometido irresponsablemente a respetar DE MANERA INDISCRIMINADA las inversiones mineras de las transnacionales en nuestra patria, con el falaz argumento que ya “habían tenido el respaldo legal”.
Entonces no hay duda hacia donde ha girado e inclinado su posición el primer mandatario. Ha cruzado a la vereda del frente o como dicen en mi tierra ha cruzado el río, en otras palabras, se alineó con los grandes capitales, con el modelo neoliberal, la constitución fujimorista y la CONFIEP, la sociedad nacional de Minería, Energía y Petróleo y con su socio estratégico: los EEUU, abandonando sus promesas electorales y traicionando al pueblo que lo eligió. Luego, con la condecoración al derechista Luis Bedoya Reyes, último líder histórico de la derecha más reaccionaria del Perú, a quien lo reconoció como el paladín de la democracia y hombre honesto por antonomasia, olvidándose que hace poco dijo que el dinero que recibió su hijo, Luis Bedoya de Vivanco de manos de Vladimiro Montesinos, fue un pecadillo de rango menor. El mensaje es claro, ahora prefiere a lo más rancio de la derecha peruana, por eso no son gratuitos los halagos de Dionisio Romero, Roque Benavides y Pedro Martínez, presidente de los mineros, quienes dicen que Humala “ha madurado, que va por el camino correcto y que defiende las inversiones nacionales y extranjeras”.
Así ocurrió con Fujimori en 1990, luego con Toledo, posteriormente con Alan García y hoy no podía ser diferente con Humala.
Quizás la diferencia está, en que el actual gobierno fue elegido con la votación de los descamisados del Perú y que el discurso que vendió en la campaña electoral fue cercano al de la izquierda con el ofrecimiento del cambio y la gran transformación, que su tránsito a la vereda contraria, provocará frustración y decepción en los sectores populares que soñaban alcanzar solución a sus reivindicaciones históricas y la justicia social.
Desde el punto de vista político, esto se veía venir, porque en una sociedad como la nuestra, donde la polarización social y política es cada día más aguda, porque cualquier gobierno que se coloque o pretenda colocarse en el centro político finalmente tendrá que optar por alinearse con uno de los dos sectores en pugna y en esto ha terminado Ollanta Humala y su gobierno nacionalista que sólo a 100 días de su gestión terminó alineándose con la derecha y las transnacionales. O sea que la montaña parió un ratón.
De allí, que no debe llamar la atención las amenazas del gobierno ollantista contra los “pequeños grupos de radicales y cual demonios agitan, levantan y engañan a las masas y que no permitirá que le den plazos a su gobierno”. Lo que es más, ya el Procurador del Ministerio del Interior, Julio Talledo Chávez, denunció ante el Ministerio Público a decenas de dirigentes que encabezan la protesta, incluido el Presidente de la Región Cajamarca y a varios alcaldes.
Estamos avisados y si alguien continúa ilusionado con Ollanta que valore la realidad concreta y busque el lugar donde ubicarse.
Por eso, me parece bien que los dirigentes populares y el Presidente del Gobierno Regional de Cajamarca, profesor Gregorio Santos Guerrero y su Consejero por Jaén, Elzer Elera hayan respondido con claridad y firmeza a las amenazas de Humala, corresponde ahora que se manejen con inteligencia, razón, ventaja y sin sobrepasarse en esta nueva coyuntura política y esto pasa por buscar la más amplia unidad de su pueblo ( que en un 70% los apoya), de los gobiernos regionales y municipalidades del país que defienden a sus habitantes y sus recursos naturales; que en el Congreso de Frentes de Defensa a efectuarse los próximos días arriben a acuerdos que consoliden la unidad; que inviten a dicho evento a todos los sectores que están en lucha en todo el país en defensa de la vida, la agricultura, el agua, las cuencas hídricas y contra la contaminación ambiental. Si logran conseguir estos objetivos el triunfo será posible, no cabe la menor duda.
Esta bien que le hagan recordar a Ollanta lo que prometió en la campaña electoral en las provincias de Hualgayoc, Celendín, Bambamarca y Cajamarca , donde dijo preferir el agua al oro y que las 4 lagunas que pretenden secar fueron formadas por la naturaleza durante miles de años y que no pueden ser reemplazadas por otras artificiales.
Está claro entonces que el Presidente Humala y la derecha peruana le han declarado la guerra al pueblo cajamarquino y a todas las personas que defienden su derecho a la vida y cuentan para ello con la gran prensa nacional y con periodistas, que hoy se ceban con el odio y calumnias contra el presidente regional Santos Guerrero para quien piden encarcelamiento, su desafuero y su ex comunión. Periodistas, como Jaime de Althaus, Cecilia Valenzuela, Fernando Rospigliosi y otros; de igual forma, analistas políticos como Miguel Santillana y Víctor Ponce y políticos reaccionarios, como los inefables José Barba Caballero y Rafael Rey, son la mejor expresión de la artillería pesada con los que cuentan las transnacionales mineras para demoler y calumniar a los genuinos luchadores del pueblo.
A esta campaña también se ha sumado el Presidente de la Cámara de Comercio de Cajamarca con sus desventuradas acusaciones y calificaciones de radicales y terroristas a los dirigentes populares de la tierra del carnaval.
La derecha quiere sangre y represión y el presidente Humala y su ministro del interior disciplinadamente ya iniciaron la cacería y todo para defender a las transnacionales mineras que por 20 años explotan el oro de Yanacocha y la pobreza continúa ,luego lo harán con la mina Conga, si el pueblo lo permite, y continuarán con las minas Galeno y Michiquillay, las minas de la sierra de Piura ; y, a nivel nacional tendrán carta libre para retomar sus proyectos de Tía María y la Tapada en Arequipa, Quellaveco en Moquegua, Santa Ana al sur de Puno, por señalar solo algunos casos emblemáticos, porque en las 25 regiones del Perú hay 220 posibles conflictos ocasionados por las concesiones mineras y de otra naturaleza, ya que el Perú está parcelado y son 24 millones de hectáreas las que han sido rematadas y entregadas a la voracidad de las transnacionales mineras.
El Perú entero debemos impedir que la derecha y el régimen consigan sus objetivos represivos